lunes, 16 de septiembre de 2013

INDIA 2013

13 de octubre
A la 1.00 a.m aterrizamos en Delhi. Traslado al hotel y arreglar con la agencia india el pago y los vouchers y se hicieron las 3.a.m. Al fulano que me subió las valijas le dí 1U$, juntó sus manos frente a su pecho y me hizo una reverencia. ¿Le habré dado mucho?
Arrancamos tarde para dormir un poco más, y mientras las mujeres juntaban coraje para largarnos por nuestra cuenta (es un día libre) hacia la intrigante India. Por ser el 1er día, Cuca eligió un pequeño paseo por el barrio del hotel, que es tranquilo, y luego ir en subte a visitar el Fuerte Rojo, que debería ser otro lugar tranquilo. No aceptó mi propuesta de ir directo al corazón del ruido. Pero no tuvo en cuenta que el camino desde la salida del subte al Fuerte Rojo pasaba por el medio de la Ciudad Vieja.
En todo momento se nos acerca alguien a hablarnos, pero en general en tono amable, para explicarnos como hacer lo que ellos creen que queremos hacer. Pero igual molestan.
La ciudad vieja es increíble. Al salir del subte, en una peatonal, avanzábamos con miedo de perdernos entre una marea humana, que avanzaba entre 2 filas de gritones vendedores. Luego llegamos a lo que sería una calle, llena de motos con 2 ruedas atrás en que llevan 2 o 4 personas en los asientos de atrás. Son los taxis, y hasta tienen medidor. La competencia son bicis similares, pero sin medidor. Y en la calle además se ve gente que lleva muchas cabras atadas, gente arriba de dromedarios, vendedores, vendedores y más vendedores.
Algunos conceptos: Caras raras, turbantes, colores, ruidos (de bocinas y de vendedores), multitud, desorden, mugre, gordas con la panza al aire, Con lunar rojo en la frente, con un aro al costado de la naríz, ardillas, parros flacos, hombres caminando de la mano, gente tirada en el piso, en general con la mano extendida y olores.
Referente a olores son de todo tipo: De la comida o especias que venden y de los otros. Pero creo que yo no me quedaba atrás, porque con el calor que hace…Por suerte yo no siento mis propios olores. Esto último era crítico en el subte, donde viajábamos como sardina en lata. Los últimos que entraban, empujaban a los que ya estaban adentro. En el subte hay 2 vagones exclusivos para mujeres.
Se ve de todo: Un tipo caminaba con una bandeja arriba de la cabeza en la que llevaba unos boniatos asados todavía humeantes. Un baño público, como todo baño, estaba separado de la calle por una pared, para que no se vea para adentro. Pero esa pared tenía un agujero, digamos desde 30 cm del suelo hasta 80 cm del suelo. ¿Será para que el tipo que está agachado tenga vista a la multitud de afuera? ¿será para que los que van por la calle lo controlen?
Tanto para entrar al Fuerte Rojo, como al Subte, un milico nos controla y nos toquetea todos. Idem a las mujeres, pero con una milica.
El Fuerte Rojo también estaba lleno de gente, pero había espacio. Adentro hay muchas construcciones lujosas del siglo 17 que recorrimos. No se veían casi turistas. Hacía calor y se me había acabado el agua. Adentro no vendían. Y se me hacía agua la boca pensando en unas manzanas robadas del desayuno que cargué todo el día en la mochila. Pero no dejaban comer nada adentro y todos lo respetaban, y yo no tuve más remedio que aguantarme. Por suerte llovió algo y refrescó un poco. Nos guarecimos debajo de una lona, apretujados entre los indios.
Cruzar la calle es una odisea. Te atacan de todos lados. Pero sobrevivimos.
El Hotel es pituco. Es un ****. Por lo tanto la internet es un robo. 4U$ la media hora. Pago eso cada pocos días para actualizar el blog, leer el mail, y poca cosa más.
14 de octubre
Día muuuy tranquilo. De mañana, no dieron los tiempos para salir, así que hicimos tiempo en el Hotel hasta las 13 en que nos pasaron a buscar. Ida al aeropuerto, vuelo a Udaipur (1hr 10’) y 30 km de traslado al hotel. Llegamos de noche.
En el camino completamos de ver la fauna que se ve en las calles, que ya describí ayer: Vacas sagradas sin dueño,  echadas en cualquier lugar del pavimento para que las esquiven, burros sueltos y elefantes con gente. Y además un enjambre de motos haciendo y recibiendo finitos.
El hotel… perdón, el Resort es enorme, con piezas enormes (70 m2 incluyendo baño+ 10m2 de balcón, pisos de mármol, y en el baño, las paredes también están recubiertas de mármol), en un lugar alto con vista al lago, totalmente descontaminado de la verdadera India. Ya no soy el de antes. Entre Etda y Cuca me cocinaron y me hicieron venir a este Resort. Y sonamos con la comida. Como buen Resort, está lejos de todo, y no tuvimos más remedio que cenar en el Resort. Cuca pidió un plato que le aseguraron que tenía cero picante. El mío me dijeron que picaba poquito. Al rato me dijeron que el mío picaba bastante, y decidí copiar el de Cuca. Y era mentira, picaba bastante. Hasta la pasta que comió Antonio picaba. Ayer zafamos porque encontramos un SubWay y comimos comida conocida por menos de la mitad de precio.
Tanto en el Resort como en el restaurante, el servicio es agobiante. No podés hacer lo que querés porque en todo momento alguien se mete a ayudarte. Por ejemplo, en el restaurante camino para sentarme en una silla, un loco se da cuenta y viene corriendo de lejos a acomodarme la silla. Es un Resort pensado para inútiles.
Algún dato: El 60% de la población no trabaja. Cuando consiguen una changa, ganan 8U$S por día.
15 de octubre
Udaipur es una ciudad de 2 millones de habitantes, con orillas a 2 lagos artificiales, supongo que para riego.
La excursión viene funcionando muy bien. Tenemos un vehículo con chofer que habla inglés y bastante español, que nos lleva a todos lados, pero espera afuera. Adentro no tenemos guías, porque decidimos no tenerlo. Hicimos bien, porque son unos charlatanes que te hacen perder tiempo con charlas inútiles, y te marcan el ritmo. También incluye brutos hoteles y algunos paseos, pero no las entradas a los sitios que visitamos.
Este fue un día movido. Empezamos visitando el Palacio de la Ciudad. Es un enorme palacio sobre el lago, de 250m de largo y 30m de alto. Se empezó a construír por el 1600 por el Marajá de turno como su residencia, y se fue ampliando por sus sucesores, manteniendo el estilo. Tiene muchísimas piezas, todas muy decoradas. La recorrida duró 2 horas y media. Luego caminamos hacia el templo Jagdish, que visitamos. Tuvimos suerte porque había una ceremonia religiosa, con unos hombres tocando música estilo macumba y cantando, y montones de mujeres sentadas en el piso, muy coloridamente vestidas, que acompañaban con palmas. Simultáneamente otros bebían un líquido que juntaban de un recipiente, hacían ofrendas y como que rezaban. Caminamos hacia la orilla del lago donde vimos mujeres lavando ropa en la orilla y el frente de un Casillo. Desandamos el camino y en la camioneta fuimos a un jardín para algo de relax, a un museo de costumbres de la zona donde vimos un show de marionetas, dimos una vuelta a un lago en la camioneta, y al atardecer un paseo en lancha por el otro lago, con lindas vistas de la ciudad y del Palacio de la Ciudad. Antonio y yo terminamos el día con un afloje en la piscina. Las mujeres no tuvieron fuerza ni para ir a la piscina. Pero es explicable. Para ir del lobby o de la piscina a la pieza, hay que recorrer más de 2 cuadras, subir 102 escalones y algunas rampas. ¡Qué razón tenía Hugo cuando proponía ir a hoteles más baratos y más sencillos!
Alguien diría que el personal del hotel es servicial. Yo lo defino acosador: A la vuelta del paseo, mientras Cuca descansaba para juntar fuerzas para ir a cenar, la interrumpieron 2 veces. Tocaron timbre para ver si precisaba toallas y llamaron por teléfono para saber a que hora vienen mañana para trasladar nuestra única valija (tiene rueditas) desde la habitación. En el restaurante, además de acomodarnos la silla, desdoblaron la servilleta y la colocaron sobre nuestras faldas.
Lo que no para de sorprenderme es el tránsito. En el centro, las calles son angostas y sin vereda. En el mismo espacio conviven la gente caminando, motos, triciclos y autos con muchas vacas y burros y algún otro bicho. Y todos conviven armoniosamente, tocando bocina y aminorando la velocidad, pero sin detenerse completamente. La forma de avanzar es encontrar un espacio y apuntar hacia él. Si otro apunta hacia el mismo espacio, hay que arriesgar más y tocar bocina, hasta que uno afloje.  Por suerte tenemos chofer. Ni loco manejo acá.
16 de Octubre
Viaje de Udaipur a Jodhpur, con parada para visitar el Templo de Ranakpur.
Los viajes por carretera son emocionantes. A cada rato nos parece que nos estamos por escrachar con un auto, moto, ómnibus que viene de frente, o con una vaca o un burro que deambula por ahí. Y cuando creemos que el choque es inminente, con un bocinazo se arregla todo, cada uno se acomoda y pasamos justito. A la fauna que habita las carreteras, hoy se agregaron monos y búfalos, que los usan para leche, porque las vacas son sagradas. También se ve montones de gente, en general mujeres, caminando por la carretera con algo haciendo equilibrio sobre la cabeza. Pueden ser ramas de plantas, tal vez para alimentar animales, palanganas con algo adentro, vasijas de agua, bolsas, etc.
Cuando los ómnibus se llenan, llevan gente arriba del techo.
El templo que visitamos es de la religión Jainista, que son una minoría en India, pero parece que una minoría más rica que el promedio. Tienen una religión muy estricta respecto a no matar ningún ser viviente. No podemos entrar al templo con nada de cuero. Nos sacamos los zapatos (normal en todos los templos), pero me tuve que sacar también el cinturón y se me caían los pantalones. Nos revisaron al entrar. Las mujeres menstruando tampoco pueden entrar, pero eso no revisaron. El templo es del siglo 15, precioso. De mármol blanco, austero, pero con 29 halls, 80 cúpulas y 1444 pilares, todos finamente tallados. Adentro había varios monjes muy coloridos, pero parecían más preocupados por los $ que por su religión. A Cuca y Antonio, uno les pintó un lunar amarillo en el medio de la frente y les pidió propina. Conmigo intentó pero me negué. Había una parte del templo prohibida a turistas. Otro monje me pidió que le de mi máquina de foto y con ella sacó un montón de fotos de la zona prohibida para manguearme. Cuando me devolvió la máquina, me hice el bobo que no entendía que era una propina para un monje y me fui.
Castas: Acá hay 4 castas. Tu nacimiento en una casta define tu futuro y tu casamiento. Si te portás muy bien, te prometen que en tu próxima vida te tocará una casta mejor. Están eliminadas de la Constitución, pero siguen vigentes. Son: 1) Monjes o los que enseñan religión. 2) Ejército y Administradores 3) Trabajadores y comerciantes y 4) Intocables, que solo pueden trabajar en changas o trabajos indeseables como limpiar letrinas. La casta 3 se divide en subcastas según trabajo, oficio o profesión.
Paramos en un lugar que se veían multitudes que acudían a un altar donde había un fuego y hacían ofrendas y rezaban. Todo muy primitivo y mugriento. Resulta que un fulano murió en un accidente de moto, la policía se llevó la moto, pero se produjo un “milagro” y la moto volvió sola al lugar del accidente. Esa es la razón de tanto rezo y ofrenda. Cualquier “religión” sirve para pedir milagros.
Este hotel también es de lujo al igual que el anterior. Está lejos del centro. Quedamos encerrados en los hoteles desde el atardecer cuando nos deja el chofer hasta la mañana cuando nos viene a buscar. Tenemos que cenar en el restaurante del hotel. Durante esas horas parece que no estuviéramos en India, lo que impide que Cuca se sature del bullicio, mugre, acosos, olores… de India. Recién nos acordamos que estamos en India cuando debemos elegir comida no picante, pero vamos mejorando en hacernos entender que no queremos que pique.
17 de octubre
Comenzamos con el recorrido de Jhodpur.
Dimos una vuelta por la Torre del Reloj y el mercado y seguimos por Jaswant Thada, que es un mausoleo al Maharaja Jaswant, del 1899, de mármol blanco, en un lugar alto y con un lago al lado. El mármol tiene mucho trabajo de tallado.
Seguimos por el Fuerte Mehrangarh. Se destaca de todos lados, porque está arriba de una roca alta arriba de un cerro. Son construcciones entre el siglo 16 y el 19, en él vivieron varios Maharajas y sus esposas y concubinas. Está hecho con unas decoraciones supertrabajadas. Muy interesante. Desde arriba del fuerte hay muy lindas vistas de Jhodpur, que es conocida como la ciudad azul, porque en un barrio las casas están pintadas de ese color.
Luego vimos por afuera el Palacio Umaid Bhawan, de 1929, cuya construcción  ocupó a 3000 trabajadores durante 15 años, empezando en 1929.
A partir de ahí 4 y media horas hasta Pushkar. La carretera mejor estaba en obras. El chofer se largó por unos caminos secundarios que estaban espantosos, llenos de pozos. Yo siempre trataba de orientarme con el GPS del celular. Derrepente le digo a Cuca que estábamos yendo hacia atrás. Cuca me dice que le avise al conductor, pero pensé que él sabía más que yo y me negué. Preguntó uno que pasó y le explicaron mal. Cuando preguntó a otro se confirmó que el GPS sabía, dio vuelta, se encontró con las barreras del tren bajas. Una espera de casi media hora, porque las barreras las bajan con mucha anticipación, y además se cruzaron 2 trenes. Eran trenes de 58 vagones cargados con carbón. Ese flete sí debe ser rentable. AFE nunca será rentable porque nunca habrá carga en el país para llenar tantos vagones para una sola locomotora.
La crisis llegó a las vacas sagradas. Vi una comiendo papel de diario.
En todos los lugares que recorremos, se ve muchísima gente tirada en el piso, viendo pasar el tiempo. En general estiran una mano cuando alguien les pasa cerca. A veces resulta difícil abstraerse de ese entorno para poder apreciar todo lo interesante que tiene la India.
Hasta ahora, salvo el primer día en Delhi en que tomamos subte y nos entreveramos con los locales, veíamos a la India de arriba del auto, que nos trasladaba entre sitios interesantes y hoteles. Al fin del día, el hotel estaba lejos de todo y nos encerrábamos en él, lejos de la India. Hoy cambió. El Hotel de Pushkar está  a 1km del centro y salimos a caminar, a sentir la India, a arriesgar nuestro pellejo caminando por la calle sin vereda entre motos que atacan a traición. Con los gurises que nos tocan los brazos para manguearnos, con lugares con olor inaguantable a pichí, esquivando vacas y teniendo cuidado de no pisarlas cuando se hizo la noche, con gente por todos lados. También nos acercamos al lago a la puesta del sol, para ver sus ceremonias.
Los habitantes de esta ciudad son una comunidad vegetariana. Acá nadie come carne. Es imposible conseguirla, incluso en los restaurantes de los hoteles internacionales. Es una ciudad que se llenó de hippies trasnochados atraídos por el vegetarianismo, que adoran el despelote indio en contraposición al orden europeo.
18 de octubre
Hoy de mañana tocaba la visita de un templo. En lugar de que nos venga a buscar el chofer para llevarnos, arreglamos de ir a pie y que nos vaya a esperar a la salida del templo. En el camino descubrí un oficio que no me imaginaba: Vendedora de comida para vacas. La mujer tenía las plantas que vi que otras mujeres llevaban en grandes cantidades arriba de sus cabezas por la carretera. Y la vendía para que algún turista o algún indio benefactor alimente a las vacas.
Los Ghats son las escalinatas que bajan hacia el lago. Es el lugar de las ceremonias. En la caminata pasamos por varios de ellos. Para acercarnos nos hacen sacar los zapatos y no nos dejan sacar fotos, aunque alguna de contrabando sacamos. Llama la atención la cantidad de gente que vimos a las 9 de la mañana. Se ve de todo: Gente como rezando, vacas, gente adentro del agua o salpicándose a sí misma, monos, oraciones, alcancías para poner plata, muchos pétalos y flores para ofrendar, humo,  caras muy raras, mujeres con vestidos muy coloridos, etc.
La visita al Templo Brahma es inolvidable. Es el templo más sagrado del hinduismo. No está exquisitamente trabajado como otros templos que vimos pero está vivo y lleno de gente. A la entrada había una cola que en momentos superó los 50m de doble fila apretada. Y no eran turistas. De entrada tocaban una campana (los que alcanzaban, porque estaba un poco alta y son muy petizos) La mayoría llevaba en sus manos una bolsa con pelotitas blancas, flores y pétalos y algunos plata. La cola terminaba en el centro del templo, donde se apretujaban y se peleaban por llegar a un tipo recibía la bolsa, la rompía, dejaba caer algunas pelotitas y la devolvía. También recibía la plata. Eran más hombres que mujeres. Luego deambulaban por el resto del templo, dejando pelotitas, pétalos, flores y $, buscando pintura para pintarse la frente, o yendo a un fulano que pinta frentes, arrodillándose frente a un recipiente lleno de pétalos hasta meter la cara en el mismo, tocando otras campanas, prendiendo incienso. Etda y Antonio estaban parados, por supuesto que descalzos y se acercó una mujer y les tocó los pies y como que se los bendijo. Las pelotitas deben ser comestibles, porque vinieron unos monos a comérsela. La gente del Templo echó a los monos.
Luego fuimos a un Templo Sikh. Todo lo contrario. Arquitectónicamente era mucho más lindo, y mejor decorado, pero al llegar éramos los únicos, sin contar al sacerdote. Nos hicieron cubrir el pelo a los 4 con trapos que nos dieron. Como el sacerdote estaba aburrido, le dio conversación a Cuca. Dijo que nunca se cortó el pelo, que mide más de 2 metros, que lo limpia y lo cuida, pero que no lo muestra, ya que lo enrosca en el turbante. Y hasta le mostró a Cuca el libro sagrado de ellos que lo tenía cubierto. Es una religión surgida por el 1500 para oponerse a las castas del hinduismo. Es monoteísta y son vegetarianos.
Luego 3 horas y media de viaje y llegamos a Jaipur, la ciudad más importante del Rajastán, con 4 y medio millones de habitantes. De nuevo hotel pituco, lejos del centro, por lo que quedamos encerrados, sólo con posibilidad de hacer piscina y comer.
19 de octubre
De pasada en la Ciudad Vieja de Jaipur vemos al Palacio de los Vientos para sacarle fotos, porque  es más lindo con el sol de la mañana. Resulta que del lado que paró el auto, no teníamos perspectiva para la foto. Era necesario cruzar la calle, pero no nos animamos, ya que el tránsito lo hacía imposible. Seguimos camino hacia Amber, que es una ciudad amurallada anterior a Jaipur, pero mucho más chica. Allí el Maharaja de turno vivía en un fuerte también amurallado del 1600 aproximadamente. Como el fuerte está en un lugar alto, lo más común para subir hasta él, es a lomo de elefante, y eso hicimos. Son 2 personas por elefante, mirando hacia el costado. Yo era el encargado de fotografiar a Etda y Antonio arriba de su elefante, pero el mío se sacudía tanto que ni sé que fotos puedo haber sacado. Volviendo a Jaipur paramos a fotografiar el Palacio de las Aguas, en medio de un lago. Seguimos luego hacia la ciudad vieja, también llamada Ciudad Rosa, ya que todas las edificaciones adentro de la muralla están pintadas de rosado (en realidad es más un terracota que un rosado). Allí nos dejó el chofer y visitamos Jantar Mahal, que era un observatorio astronómico de 1728, que construyó un Maharaja más preocupado por la astronomía que por anexar territorios. Luego visitamos el Palacio de la Ciudad, pero no todo, porque aún viven los descendientes de los Maharajas. Después volvimos al Palacio de los Vientos para subir a su parte más alta (excepto Cuca) para ver la vista. A continuación una caminata de hora y media por los Bazares de la Ciudad Rosa. Yo lo disfruté en pila, porque me permite ver la India real. Cuca lo tomó como un paseo de compras. Todas las edificaciones tienen el comercio en la planta baja, y la vivienda en las plantas altas. El comercio tiene poco más que el tamaño de un garaje. En él hay de 3 a 6 vendedores, me imagino que son todos familiares y clientes sentados o parados negociando  con ellos. Ello en medio de bocinas que suenan más del 90% del tiempo, vendedores ambulantes que te acosan y te persiguen, olores a pichí que salen de todas las calles transversales que son los meaderos del  barrio, y un mono que se descolgó del techo y bajó al lado de Cuca. Sin embargo, Cuca no hizo el escándalo que suele hacer cuando se le acerca un mono. Es que comprar en esas condiciones requiere una concentración enorme para poder ver lo que uno quiere y negociar el precio que uno quiere en un entorno tan agresivo, que ni pudo distraerse para asustarse del mono como hubiera correspondido.
Cada cruce de la calle es una Odisea. En una Cuca le pregunta a un milico, por donde se puede cruzar. El milico vio la cara de desesperación de Cuca, paró todo el tránsito y cruzamos.
A la hora convenida, ya afuera de la Ciudad Rosa amurallada, nos esperó el chofer para llevarnos al hotel, previo pasaje por un cajero automático, porque Cuca me vació la billetera con sus compras.
Respecto a las comidas en India, las vamos llevando bastante bien. Un desayuno abundante. A mediodía, en lugar de lo que hacen los turistas tradicionales que pierden tiempo y almuerzan porquerías en cualquier restaurante a mano, comemos requeches que afanamos del hotel en el desayuno. De noche, después que Etda le repite 10 veces al mozo que no quiere comida picante, cenamos en el restaurante del hotel por aproximadamente $500 la pareja.
Tampoco somos turistas tradicionales en cuanto a cantidad de valijas. Tenemos a todos desconcertados. Andamos con una valija por pareja. Es que dejamos ropa de invierno en el Hotel de Delhi adonde volveremos. Los porteadores de valijas me tienen podrido. Mi valija tiene rueditas y estoy acostumbrado a trasladarla varias cuadras sin esfuerzo. Pues resulta que adentro de los hoteles pitucos no me dejan. Ayer en Pushkar, salía de la pieza con la valija para hacer el check out. Me estaban esperando agazapados 3 porteadores y me atacaron y me sacaron la valija. Y se sorprendieron buscando más valijas, porque no entendían que tuviéramos solo 1. Yo bajé por ascensor sin valija, y el porteador la bajó 3 pisos por escalera, cuando a mi no me costaba nada llevarla en el ascensor.
En el otro tema que sorprendemos por ser turistas no tradicionales, es por haber andado en metro en Delhi.
20 de octubre
Viaje de Jaipur a Agra. Faltando 40 km para Agra, paramos en Fatehpur Sikri, una ciudad construída en 1569 y abandonada 15 años después por falta de agua. La construyó Akkbar, que era un emperador Mughal, islámico. La construcción tiene influencia hindú, porque  el emperador tenía 3 esposas, una hindú (la favorita), una islámica y otra cristiana.
Dentro del complejo que visitamos hay una mezquita aún en funcionamiento, que Etda y Antonio no pudieron visitar porque andaban de pantalón corto. A mi me faltaba cubrirme la cabeza, pero me prestaron como una panera de plástico dada vuelta, que cumplió su fin y entré, por supuesto que sin zapatos.
Lo nuevo que vi en la ruta es montones de tortas de bosta secándose al sol.
En días anteriores expliqué que cuando llegan a un cruce muchos vehículos, aminoran sin detenerse, se esquivan y cruzan. Pero hoy descubrí que cuando la cantidad de vehículos en un cruce supera un límite, se produce un embotellamiento brutal, porque además todos tratan de avanzar a contramano o por la banquina, obstruyendo las salidas. Estuvimos más de media hora trancados en uno de esos cruces.
Agra parece  ser más despelotada aún que las ciudades que ya vimos.
21 de octubre
5 de la mañana suena el despertador. Semejante madrugón se justifica porque vamos a ver una de las maravillas del mundo: El Taj Mahal. A las 5.30 nos pasan a buscar, nos llevan y comenzamos la cola esperando que abran al salir el sol, a las 6:20. Y mientras todos los que nos precedieron en la cola, se sacaban fotos desde el exterior, nosotros nos apuramos a entrar y fuimos casi los primeros. Y valió la pena porque lo pudimos disfrutar con tranquilidad y en silencio. Tiene una acústica especial cuando está vacío. Pero esa misma acústica transforma el cotorreo de montones de turistas en un sonido ensordecedor. Cuando se llenó de turistas salimos y lo disfrutamos de afuera, desde todos los ángulos.
Lo empezó a construír en 1632 el emperador mughal  Shah Jahan en honor de su 3era esposa que murió en el parto de su 14avo hijo. Lo terminó en 1640. En 1658, su hijo dio un golpe de estado, lo derrocó y lo metió preso en el Fuerte de Agra. Pasó los últimos 8 años de su vida mirando su obra maestra desde una ventana de su prisión.
Desayunamos y fuimos al Fuerte de Agra, o Fuerte Rojo. Lo comenzó en emperador Akbar en 1565 (el que hizo la ciudad abandonada por falta de agua) en arenisca roja. Lo completó su nieto, el que hizo el Taj Mahal, principalmente con mármol. Inicialmente era un fuerte, pero Shah Jahan lo transformó en palacio y luego se transformó en su prisión. Es enorme y con detalles muy finos.
Finalmente visitamos la tumba de Akbar, y de pasada al hotel fuimos a una fábrica de artículos de mármol. Es una de las típicas visitas de excursión que te muestran como se elabora una cosa, para después venderte algo y que el guía lleve su comisión. Nuestro chofer no usó la estrategia de todos los guías que te llevan sin preguntar. Nos explicó lo que era y nos preguntó si queríamos ir. Le dijimos que sí, porque estábamos intrigados por el trabajo del mármol que vimos en el Taj Mahal, en que en una superficie de mármol incrustan piedras de otros colores para formar dibujos.
Con respecto al tránsito en Agra, todo lo que llevo escrito en el blog es poco. Agra es el peor lugar para manejar entre los que vimos. Tiene casi 3 millones de habitantes.
22 de octubre
Viaje en un tren bastante bueno de Agra a Jhansi durante 2 horas y media. Nos espera otro auto con chofer, que nos lleva a Orchha, donde visitamos 2 palacios del siglo 17 y un templo del siglo 16. Muy grandes, pero con poco mantenimiento. Luego seguimos por 4 horas (170km) por un espantoso camino hasta Khajuraho. En el tramo en que me tocó ir al lado del conductor, se ve que yo ponía mucha cara de susto cada vez que casi chocábamos de frente, y que la maniobra terminaba felizmente en un finito increíble, que el chofer me explicó que él nunca había tenido un accidente, para ver si lograba tranquilizarme. Nos instalamos en el hotel e inmediatamente fuimos a un espectáculo de Luz y Sonido en los templos del Oeste. La noche perfecta, la iluminación buena, pero el sonido (una charla en inglés) embulante. Con 10 minutos de espectáculo hubiera alcanzado.
23 de octubre
La mañana la dedicamos a la única atracción de Khajuraho: sus templos. Khajuraho es muy chica, sólo 10.000 habitantes. Los templos son muy anteriores a todos los que hemos visto hasta ahora. Tienen 1.000 años más o menos de antigüedad. Son de piedra, y todo su exterior está finamente tallado con figuras de todo tipo. Y dentro de la frase “todo tipo” se destacan las distintas poses del kamasutra. ¡Qué imaginación tenían hace mil años! Y pensar que nos creemos superiores porque tenemos smartphones y computadoras. Pero en otras artes nos superaban por lejos. Por culpa de la censura, en este blog no se describen los bajorrelieves vistos. Al retorno, en privado, se mostrarán las fotos.
De tarde, volamos a Varanasi (o Benarés). El vuelo salió atrasado y nos perdimos una ceremonia en el Ganges al caer el sol, pero reprogramamos las excursiones y lo veremos mañana.
El tránsito en Varanasi es infernal. Y siendo de noche, me impresiono más pensando que chocamos de frente, porque a las luces del contrario las ves que se te vienen encima.
Termino acá, porque mañana a las 5.15 me pasan a buscar para pasear en barco al amanecer por el Ganges, y además tengo que practicar las lecciones que aprendí esta mañana.
24 de octubre
¡Qué viejo estoy! Cuca me pidió para practicar la lección con la cabeza abajo y no me animé.
4.50 a.m. suena el despertador. 5.15 subimos al vehículo que nos arrima al Ganges, y luego un tramo a pie acompañados para no perdernos. Se ve de todo: Montones de gente durmiendo en la calle, gente pintando los separadores de la calle a las 5.30, gente deambulando, gente vendiendo (entre otras cosas, botellas para juntar agua sagrada, pétalos, velas), mucha gente mangueando ( se me acercó una mujer con un bebé en brazos y me decía “milk, no money” y me mostraba una mamadera), vendedores ambulantes que te molestan e insisten en molestarte, gente totalmente deforme tirada en el piso, vacas, cagadas blandas y pichí de vacas que hay que esquivar, vehículos que hay que evitar que te pisen, cantidades industriales de mugre, una mujer agachada barriendo con una escoba sin mango el pedazo de calle en que se instalará todo el día, pero barriendo la mugre hacia mis zapatos, caras raras pintarrajeadas. Llegamos al Ghat, o escalinata contra el Ganges, y subimos a un bote, para pasar a otro, para pasar a un tercero que nos lleva a dar un paseo por el Ganges. Se ve gente vestida sumergiéndose totalmente, haciendo gárgaras, tirando agua hacia arriba, salpicándose, lavando mucha ropa, construcciones sobre la orilla, algunas de buena calidad, pero en pésimo estado de conservación, turistas japoneses con la boca tapada para no contaminarse, recipientes flotando con pétalos y velas encendidas, velas encendidas en la orilla, alguna mujer bañándose en topless, mucha leña, un pescado saltando (esta noche no comeré pescado). Vimos el amanecer en el Ganges. También se oyen ruidos de alguna ceremonia, se sienten olores, y vimos una fogata que debía ser de un muerto, aunque parece que progresaron y hay un crematorio.
Volvimos a desayunar, pero antes Cuca se sacó los zapatos y los lavó.
Luego fuimos a Sarnath, a 10km de Varanasi, que es un lugar sagrado del Budismo, porque allí vivió Buda hace más de 2000 años. Es poco lo que se conserva. Lo más interesante es una enorme Stupa, que es como una torre maciza, Pero interesante ver un montón de peregrinos de otros países, todos vestidos de blanco. La actitud de ellos es de meditación, no de rezo. Se sientan todos mirando a la stupa, a la sombra, y se quedan quietos y en silencio, con algún monje vestido de naranja entre ellos. La ofrenda que hacen es pegar laminitas muy finitas de oro en los monumentos.
La mecánica del viaje en la India es que un chofer nos lleva a los monumentos, caminamos un poco, sacamos la entrada y entramos.  Ese camino solos es complicado. Se nos avalancha la gente. Cada uno de nosotros es abordado por un vendedor de algo o un aspirante a guía que nos acosa  y nos impide coordinar entre nosotros lo que pensamos hacer. Debemos ignorarlos, porque si les damos pelota, no nos los sacamos de encima nunca más. También debemos ignorar a todos los que nos vienen a manguear. Aunque se ve que no manguen por manguear, sino que están en una situación desesperante, no tenemos más remedio que mirar para adelante y seguir con nuestro objetivo. La India fue, es y será así y yo no la voy a cambiar.
Volvimos al hotel y para compensar el madrugón, dormimos 3 horas de siesta. Luego de vuelta al Ghat, a ver una ceremonia Aarti, que comienza después del atardecer. Son 7 fulanos  vestidos de blanco en la orilla del Ganges. A son de la música y rodeados de humo, manipulan objetos con fuego, campanas, plumeros, abanicos de pavo real, flores,  etc, etc. Los observan curiosos como nosotros y creyentes no demasiado participativos, desde la orilla como nosotros o desde botes anclados. Como el vehículo nos dejó lejos, tuvimos que hacer una caminata nocturna compartiendo espacios con gente, bicis, triciclos, vacas, motos tocándonos bocina desde atrás, autos, vendedores, pesados aspirantes a guías, pedigüeños, etc. Las mujeres quedaron asustadas, y miraron la ceremonia pensando más en las dificultades del regreso que en la ceremonia en sí.
Varanasi supera a todas las ciudades que vimos en mugre, pobreza, relajo en las calles, etc.
De noche fuimos a un Mac Donald’s  que encontramos a 2 cuadras del hotel. Bueno, un Mac Donald’s sin Big Mac no debería llamarse Mac Donald’s. Y es que no venden carne de vaca porque son sagradas, ni de cerdo porque son solo para la casta de más abajo. Para compensar, tienen toda una sección de productos picantes. Y alguno fuera de esa sección también picaba.
Acá nunca podés mantener tu privacidad. Siempre te sentís invadido. Incluso adentro de los hoteles 4*. Por ejemplo a las 23 horas tocan el timbre de nuestra habitación para preguntarnos si estaba todo OK o si necesitábamos algo.
25 de octubre
Hoy es la mañana del city Tour de Varanasi. Camino a la primer visita, se ven un montón de carpas y tolderías puestas arriba de la mugre, donde vive la gente que llega desde fuera de la ciudad. Es común ver hombres orinando en cualquier lugar de la ciudad.
Lo primero que visitamos es la Universidad Hindú de Benares, de 1916, con 5km2. La recorremos en el vehículo. Tiene 20.000 estudiantes, 70% residiendo en ella. Cuesta U$ 100 por año. Dentro de la Universidad hay un templo que visitamos, como siempre, descalzos. Sobre una figura de mármol que representaba a una cobra, goteaba un líquido que la gente juntaba, agregaba flores y hojas, y tomaba un líquido lechoso asqueroso que le daba un empleado del templo. Hacían reverencias.
Las escuelas y liceos no son mixtas. Se ven ir a clase a varones y mujeres por separado.
Luego vamos al Templo Durga. Es mucho más activo que el universitario. En una especie de balcón que rodea al templo mirando hacia adentro, muchos monjes leen sus oraciones. Se oyen campanas tocadas por la gente que entra y un ruido continuo que intenta ser música. Se ve fuego, incienso, muchas moscas. La gente hace cola para entregar $ y flores y recibir el líquido lechoso y pintura para la frente. Hacen reverencias, llegando con la cabeza hasta el suelo. Al salir nos rodearon varias mujeres con niños en los brazos y otros caminando. Las mujeres y los niños grandes se prendían de nuestra ropa para manguearnos. Pudimos llegar a la camioneta gracias a algún prepoteo nuestro y al chofer que nos ayudó a alejarlas.
De vuelta al hotel, vi a un joven tirado en el piso, tapado por una cobija a pesar del calor, y con cara de enfermo. Al lado otro hombre lo ayudaba, espantándole las moscas que se le posaban en la cara.
De tarde volamos a Delhi. De nuevo el vuelo salió con retraso.
26 de octubre
City Tour de Delhi de 7 horas de duración. Empezamos por la vieja Delhii (al Norte de Nueva Delhi), por la Mezquita Jama Masjid. Es del mediados del siglo 17. Caben 25.000 personas. Tiene un minarete con linda vista, que fue subido por 3 de los 4 viajeros. En el medio del patio de la Mezquita hay un estanque, que, como dice la palabra, contiene agua estancada. Se ve gente tomándola, lavándose, y hasta lavándose los dientes con ella.
A continuación fuimos al barrio Chandni Chowk, que es el gran mercado al que fuimos el primer día. Pero ahora lo hicimos como un turista tradicional y aburrido. El lugar de ir en Metro y caminarlo, llegamos en camioneta, el chofer nos consiguió 2 bicis de 3 ruedas, con chofer y asiento para 2 turistas. Así recorrimos durante media hora el barrio, sin cansarnos ni contaminarnos con los locales.
Luego fuimos al Raj Ghat, que es un recordatorio al Gandhi en el lugar donde fue cremado. Un lugar muy limpio y prolijo, que no parece India.
Después seguimos por Nueva Delhi, empezando por el mausoleo de Humayun de mediados del siglo 16. Dicen que con este mausoleo Delhi quiere competir con el Taj Mahal. Es lindo y grande, pero lejos de competir con la delicadeza del Taj Mahal. Pero hay que reconocerle que fue hecho 100 años antes que el Taj Mahal.
Seguimos con el Qutub Minar, un minarete del 1200, de 73 metros de altura. Es muy linda la decoración del minarete, así como de la mezquita adyacente, que fue la 1er mezquita construída en India. Están en un complejo histórico, donde estaba en esa época el centro de la ciudad musulmana, al sur de la Nueva Delhi actual.
Luego un recorrido en auto por el palacio presidencial, el Parlamento, los edificios gubernamentales, la Puerta de India. Esta parte de la ciudad es mucho más moderna y prolija que la vieja Delhi. El tránsito es bastante más ordenado, aunque lentísimo, debido a la gran cantidad de autos.
Terminamos con el Templo hindú  Lakshmi Narayan, de 1938. Es un templo muy grande y colorinchudo.
Hoy extrañé a las vacas. No vimos ninguna en todo el día. Se ve que como Delhi es grande, no llegan.
27 de octubre
Despertador que suena antes de las 3.00. A las 3.30 nos vamos al aeropuerto para volar a Estambul. Allí nos despedimos de Etda y Antonio que siguen hacia la Capadocia. Nadie nos espera con un cartelito en el Aeropuerto para llevarnos al hotel. Vamos combinando Metro y Tramvía. El hotel volvió a tener piezas diminutas como las que acostumbramos. Además, 3er piso por escalera. Pero está a pasos de todo lo mejor de Estambul. A Estambul la encontramos preciosa. Será tan linda? O será el contraste de ver una ciudad limpia y prolija donde las cosas funcionan?
Caminamos por los alrededores de Hotel, y fuimos a la Cisterna Basílica, Un depósito de agua subterráneo del año 532, de 143m de largo por 65 de ancho con un techo sostenido por 336 columnas.
Luego fuimos a Santa Sofía, terminada en el 537. En 1453 la convirtieron en Mezquita. Y desde 1953 es museo. Sus dimensiones son muy grandes, destacándose su cúpula. Extraña la coexistencia de mosaicos bizantinos con decoraciones cristianas, coexistiendo con símbolos musulmanes.
De noche salí a dar una vuelta por el barrio y a fotografiar a la Mezquita Azul y a Santa Sofía, que iluminadas están muy lindas.
28 de octubre
Como es normal aquí, antes de las 6 de la mañana nos despiertan los parlantes de la mezquita del barrio invitándonos a rezar.
Empezamos el día visitando el enorme Gran Bazaar, y el laberinto de callejuelas peatonales que lo rodean. Guiados por el sol, llegamos a la mezquita Rustem Pasa del 1560. Es muy chica, pero preciosa por los azulejos azules con distintos dibujos que tiene. Para entrar, exigen que las mujeres se cubran la cabeza. Cuca sacó de mi mochila la camiseta del Galatasaray que le acababa de comprar a Guille y se la puso sobre la cabeza y entró sin problemas.
Después cruzamos a pie el puente sobre el Cuerno de Oro, subimos a la parte alta en una especie de metro en pronunciada subida, y tomamos un tranvía antíguo que recorre la calle principal, que se llama Istiklal, es peatonal, y está llena de gente y de negocios de superior categoría que el Gran Bazaar. Recorrimos la Plaza Taksim, y el parque de al lado. Hace poco hubo grandes manifestaciones en esta plaza, que empezaron cuando quisieron eliminar el parque. Hoy había un acto patriótico.
Subimos a la Torre Gálata del 1348, en ascensor, desde donde hay una linda vista de todo Estambul. Cuca volvió al hotel y yo seguí hasta la Mezquita Azul de 1610, otra de las grandes atracciones de Estambul. Es grandísima, y también decorada con azulejos azules. La hicieron para competir con Santa Sofía más de 1000 años después.
Al llegar al hotel, en la TV del lugar donde se desayuna, veo un largo reportaje de Al Jazeera al Pepe Mujica, incluyendo un recorrido por la chacra. Era en inglés, y mientras se veía al Pepe tomando mate, abajo aparecía la traducción de su lunfardo al inglés. Pensar que me fui al culo del mundo por un mes para no tener que aguantarlo e igual me lo encuentro!
29 de octubre
5.30 suena el despertador. Bajamos 3 pisos con las valijas por la escalera, caminamos, tranvía, subte, avión a San Pablo, avión a Ezeiza, remise y llegamos a lo de Ana y Roberto en Buenos Aires 24 horas después de haber sonado el despertador.
30 de octubre
Viaje en Buquebus de Buenos Aires a Montevideo.
CONCLUSIONES
Hay 2 Indias. La de los monumentos, mausoleos, palacios, templos, etc; y la que transcurre en las calles.
La primera es muy linda. La segunda no. Es estressante, agobiante y mugrienta, pero interesante por lo distinto que es a lo que estamos acostumbrados. Se puede ir solo a la primera.
Por ejemplo, nuestra excursión incluía camioneta con chofer, hoteles 4 estrellas, pasajes aéreos y en tren. Entonces, llegamos al aeropuerto y nos espera una camioneta que nos lleva al 4 estrellas. Luego nos busca en el 4 estrellas y nos lleva a un mausoleo, luego a un palacio, luego a un templo, al hotel, y así sucesivamente. De esa forma solo entramos en contacto con mugre, olores, mangueros, vendedores y aspirantes a guía desde que nos bajamos del auto hasta que entramos al monumento. Y si hubiéramos contratado, además del conductor, un guía (es lo que hace todo el mundo), el guía nos espantaba a la gente para que no nos moleste. En esos pequeños tramos entre auto y monumento, la mugre y los olores son soportables. Si se va en esas condiciones, el contacto con la segunda India no es incómodo, ya que es solo a través del vidrio cerrado de un vehículo con aire acondicionado.
Nosotros optamos por algo más equilibrado que esa opción que relaté. Primero, porque no quisimos guías, porque nos aburren con sus largas explicaciones. Y segundo, porque en unas pocas ocasiones en los 14 días que estuvimos en India, elegimos tomar algo de contacto con la otra India y recorrer calles a pie, tomar subte, etc. Pero sin exagerar, SOLAMENTE EN POCAS OCASIONES.

5 comentarios:

LA BLONDE dijo...

BIEN POR CUCA Y EL HOEL 4 ESTRELLAS!!
JAJAJA.

QUE PLACER despues de tantas peripecias.

Besotes a todos!!

la blonde.

Unknown dijo...

debe ser muy dicíl adaptarse a esas costumbre tan diferentes!!!!todos bien besos grandotes.MARTHA



LA BLONDE dijo...

Queridos amigos:

me he reido muchisimo leyendo los comentarios del viaje!!

Para mi,una odisea jajaja.

Los quiero! Disfruten!incluso Hugo,

los hoteles pitucos.Besos a todos !!

Unknown dijo...

hugocuca me muero de risa con lo del PEPE eso si que fué al santo pepe estar en ESTAMBUL PARA OIR pavadas,yno van al museo,TOP KAPY ,NORECUERDO COMO SE ESCRIBE,PERO SUPONGO QUE A HUGUITO NO SE LE ESCAPARÁ EL VER LA ESMERALDA DEL MUNDO!!!!!!YA ME ENTERARÉ.A susana sela pedí de regalo pero la encontró un poquito grande espero que uds. mela traigan
saludos merha.

Unknown dijo...

ASI QUE YA ESTAN EN MONTEVIDEO!!!!! QUE SUERTE !!!! ENTERARME QUE SOBREVIVIERON A TANTA MISERIA Y AL PEPE !!!!!